NOCHE

Dolor mío, ten calma y angustia serena
porque la noche avanza presurosa sobre la arena.
Ten calma dolor agudo, amplia tristeza,
que ya vendrá una noche, una noche buena.

Noche, para algunos vagabunda,
cálida, alegre y que vislumbra.
Noche, noche para otros taciturna,
opaca, lúgubre, moribunda.

Hoy pregunto, ¿no ansiabas ver la tarde?,
ya llega, se acerca, ya repunta.
Trayendo a unos cuerpos la alegría del encuentro
a otros, pena, tristezas y lamentos.

En la calle, la muchedumbre deambula,
entre angustias, afanes
y ruidos estridentes

aspira llegar a su hogar donde la esperan
sus amantes hijos, ansiosamente.

A mi ciudad de chorreantes techos
y andenes enfangados,
con traje oscuro llegas a alegrarme la vida.
Mi vida, esta vida,
llena de emociones, cargada de ilusiones
y esperanzas perdidas.

Míra, cómo la noche desciende ya desde el oriente,
imponente viene con su traje negro
Ven, dolor, por aquí, dame tu mano
que yo te esperaba, desde siempre.

Huyamos, no hay más, huyamos lejos,
mira cómo los muertos años brillan
en el altar celeste.
Hay fiesta allí, allí nos esperan,
las luces del cielo que ya se encienden.

Cómo brotan de los días los desengaños,
cómo el tiempo abandona la alegría de los años,
cómo la entrega infinita de los cuerpos,
se abriga en la tristeza, el desamor y el desencanto.

Arrastra triste el día sus horas indolentes
con un olor mundano evocando la muerte
que llega con la tarde y con la noche fría
para darme la mano en la avenida

Ven, noche, y caminamos juntas
levitando atravesamos la penumbra,
dejemos que la luna nos conduzca
en tu atmósfera mortal y mis angustias.

Hermosa luna, no abandones nuestros pasos,
hermosa luna, Polifemo de la noche
abriga nuestro andar y sin reproches,
arrastra la ilusión a tu regazo.

Noche dame la mano y caminemos juntas
errantes y ebrias como putas,
vestidas de oropel y de satín
con el negro corsé y algún carmín,
zarpemos nuestras naves en la ruta.

Noche dame la mano y caminamos juntas,
¡dame la mano para cruzar la vía!,
¡dame la mano fuerte!, ¡muy robusta!,
dame la mano antes de que aparezca el día.

Oye, oye amor,
cómo la noche oscura avanza
Yo ansiosa la esperaba cada día
para partir con ella a lontananza.

Clara Inés Roncancio
Bogotá, Marzo 18 de 2014 12:52